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La presentación de las baterías Tesla para hacer uso de ella durante apagones o durante los picos de consumo ha puesto de nuevo sobre la mesa cómo se puede ahorrar en la factura de electricidad mes a mes.

Sin embargo, hasta que estas baterías sean una realidad tangible en España, la ley aún no está muy clara aunque el Gobierno prevé cobrar peajes por el autoconsumo energético, existen muchas medidas que se pueden aplicar en el día a día y que a corto y medio plazo reducirían bastante la temida factura eléctrica.

La orientación de los edificios

Por ejemplo, la orientación de un edificio es muy importante para el ahorro energético, ya que determina la captación solar a través de las ventanas. Según se desprende de la Guía Práctica sobre Ahorro y Eficiencia Energética en Edificios de Enforce, en la orientación norte no da nunca el sol y hay la misma luz a lo largo del día, aunque es escasa. Corresponde con la zona más fría de la casa.

La orientación sur es una de las mejores. En invierno por la inclinación de la Tierra da el sol muchas horas a lo largo del día, mientras que en verano no da directamente a la fachada, sino por encima, de manera que la fachada no sobrecalienta.

Mientras la orientación este recibe la radiación de forma tangencial y oblicua en las primeras horas de la mañana. Y en la orientación oeste reciben radiación de la misma forma, pero en las últimas horas de la tarde, con una temperatura ambiente muy superior con lo que el efecto térmico es de sobrecalentamiento, especialmente en los meses de verano.

Con esto se desprende que es conveniente abrir la mayor cantidad de huecos al sur para que durante el invierno entre la mayor cantidad de energía solar posible y se reduzca así la demanda de calefacción y durante el verano no entre radiación solar directa que pueda incrementar la demanda de aire acondicionado.

La potencia contratada

El ajuste de la potencia eléctrica contratada también es clave para ahorrar. Lo más recomendable es reducirla hasta el valor mínimo necesario que se puede calcular sumando la potencia de todos los aparatos que se pretendan usar a la vez en el momento de mayor consumo.

La calefacción

En invierno para ahorrar hay consejos que aunque pueden parecer obvios pocos los cumplen. Por ejemplo, no se debe abrir las ventanas con la calefacción encendida y la casa se debe ventilar un máximo de 15 minutos. Según la organización ‘Consumo Responsable’, tampoco es aconsejable tapar las fuentes de calor con cortinas, muebles o elementos similares.

Lo normal es instalar un termostato en la calefacción y regularlo para una temperatura de no más de 20º C en invierno. Por cada grado adicional se gasta aproximadamente un 5% más de energía. Es por ello que lo más adecuado es cerrar los radiadores que no se vayan a usar y se apague la calefacción si no se va a estar en casa.

Usar aislamiento térmico en los cerramientos exteriores y tener un doble acristalamiento en lugar de una doble ventana, aunque es más caro de instalar, produce también un mayor ahorro.

Los electrodomésticos

También habría que tener en cuenta el etiquetado energético de los electrodomésticos, que informa al propietario sobre el consumo de energía de los aparatos. Por ejemplo, los electrodomésticos que se encuentran en la categoría A tienen un consumo energético por debajo del 55%, mientras que los que están en el G consumen por encima del 125%.

El uso que se haga de los electrodomésticos también es muy importante si se quiere reducir la factura. Por ejemplo, al poner una lavadora se ahorra más si se pone en frío porque el 90% de la electricidad que se consume es para calentar el agua. Es recomendable utilizar los ciclos de lavado a 30º o 40º y evitar, por tanto, los de 90º.

Llena la lavadora, utiliza la dosis de detergente que recomienda el fabricante, limpia los filtros y limita el uso del prelavado a las prendas más sucias.

Con el lavavajillas los consejos de ahorro son similares. Es decir, elegir el programa más económico, evitar aclarar los platos antes de ponerlos en el lavavajillas y usar detergentes ecológicos.

Uno de los electrodomésticos que más gasto hace es el frigorífico. Sin embargo, esto no quiere decir que no se pueda sacarle más provecho y ahorrar unos eurillos. Lo mejor es situarlo alejado de las fuentes de calor y ponerlo en un lugar donde haya suficiente ventilación. Esto quiere decir que se debe mantener una distancia prudencial entra la nevera y la pared.

Para ahorrar, no metas los alimentos calientes en la nevera. Lo mejor es esperar a que se enfríen a temperatura ambiente porque si se meten calientes, el frigorífico tiene que usar más energía para enfriarlos. Tampoco dejes mucho tiempo la nevera abierta. Se puede ahorrar hasta un 5%. A la hora de descongelarlo lo mejor es esperar a que la capa de hielo supere los 5 mm. Además, descongela los alimentos en el interior de la nevera y así se aprovecha la energía que se ha utilizado para congelarlos.

Otro de los electrodomésticos que más gastan es el aire acondicionado durante el verano. Antes de encenderlo es mejor buscar otras técnicas para bajar la temperatura en casa. Cerrar ventanas y bajar persianas durante las horas de más calor puede reducir algunos grados la temperatura y así no es necesario poner el aire. Si no queda otra nada más que ponerlo, comprueba que está instalado en un lugar sombreado. Si está al sol consumirá mucho más. Hay que utilizarlo a una temperatura razonable y no se debe usar con las ventanas abiertas.

Los ordenadores

Los ordenadores es otro de los aparatos eléctricos que con el paso de los años se han convertido en un elemento indispensable de los hogares. Lo mejor para ahorrar con ellos es comprar ordenadores que tengan el sistema de ahorro de energía. Esto significa que cada componente tiene un consumo inferior a 30 W.

Aunque parezca increíble lo que más gasto de energía hace es el monitor. Dependiendo de su tamaño así gasta. A más grande mayor consumo. El salvapantallas que implica un ahorro significativo es el que funciona en modo ‘black screen’. Lo más recomendable es un tiempo de 10 minutos para entre en funcionamiento.

Modo ‘stand by’

Y por último, lo que ya es más que sobradamente conocido. El modo stand by de los aparatos. Muchos electrodomésticos siguen consumiendo energía mientras están apagados. La llamada ‘lucecita roja’ que se queda en la televisión, en unos altavoces de última generación, etc. O aquellos aparatos que funcionan con corriente continua y tienen un transformador que siempre está encendido.

Son consumos pequeños, pero constantes, pero que poco a poco van sumando gastos. Para ello, lo mejor es apagar los aparatos conectados permanentemente a la red y exigir a los fabricantes que indiquen en la etiquetas el consumo en reposo del aparato. Eso sí, se puede escoger aparatos que no registren consumos internos cuando no se use y así el ahorro será mayor.